“La vida no es la que uno vivó, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla.”
-Gabriel García Márquez
Su pasión fue el rescate de patrimonio, su modo de vida la restauración. Mónica Baptista de López Negrete deja hoy en nosotros un hueco invaluable y difícil de sanar. Si nos remontamos años atrás, vamos a verla –junto a Salvador López Negrete, su marido- dando todo de sí por el rescate de la casa de seminario 12 adquirida en 1988, donde vivió. Dicha construcción del siglo XVII significó un reto para ella, pues había que regresarle no sólo su viveza arquitectónica y ornamental, sino también, había en este matrimonio un anhelo por dotarle nueva vida de hogar al centro histórico de la Ciudad de México. Fue así que, la casona se sometió a un intenso trabajo de restauración, mismo que fue supervisado y trabajado por la misma señora Mónica Baptista, quien sabía perfectamente que el proyecto llevaría tiempo y sobre todo un trabajo de investigación y restauración que ella impregno en cada detalle.
Sus intervenciones en el salvamento de obras de la pintura fueron muy importantes. Podemos destacar la restauración de obras como El Holocausto de Manuel Rodriguez Lozano, un prominente exponente del muralismo mexicano. El cuadro está ubicado en Isabel la Católica número 30, en el Centro de la Ciudad de México. A demás, su trabajo, entre otras cosas, es reconocido por el rescate de arte sacro de la catedral Metropolitana. A lo largo de su trayectoria fue encargada del taller designado para darle nueva vida a pinturas como el Retablo de pentecostés (1714) en el año 2010, o el cuadro La Virgen Reina de los apóstoles de Miguel Cabrera.
Sin duda su amor por esta zona de México, rica en historia por ser el primer punto vivo de mezcla entre el viejo y el nuevo mundo, está reconocido a lo largo de sus calles, infraestructura restaurada y sus ornamentos reavivados. Por ello en el año 2000 recibió junto a su marido un reconocimiento por el trabajo dedicado al rescate del centro. La importancia del trabajo de Mónica Baptista de López Negrete, sin duda perdurará muchos siglos más. Para los vecinos del primer cuadro, amigos y familia la perdida de una figura como lo fue la gran restauradora Mónica Baptista, sin duda deja un espacio en el rescate de patrimonio difícil de sanar. Pero a la vez, nos deja un ejemplo de trabajo, constancia y amor. Descanse en paz esta gran mujer.